Una dieta equilibrada no solo tiene enormes beneficios para el organismo, si no que con ella también contribuimos a un mundo mejor, un lugar más sostenible. Y esto es precisamente lo que debemos promover un día como hoy. Formas de alimentación saludables y sostenibles, asequibles y accesibles para todos.

Uno de los principales problemas con los que nos encontramos en la actualidad es el exceso de consumo de comida ultraprocesada, la sustitución de frutas y verduras por harinas, azúcares, el exceso de sal… En definitiva, hemos cambiado la comida casera, por el fast food. Y es que, ya lo dice el refrán ‘las prisas no son buenas’ y si hablamos de alimentación, es mejor tomarse el tiempo que nuestro cuerpo se merece.

Seguir una alimentación saludable es fácil

Lo primero y más importante es mantener una dieta variada y equilibrada, en la que no falten frutas, verduras y cereales, además, por supuesto, de pescados y carnes tres días a la semana para que tu cuerpo se nutra y beneficie de las proteínas animales naturales.

La carne de pollo es la llamada ‘carne de los nutricionistas’, gracias a sus numerosos beneficios para el organismo: es de fácil digestión, contiene alto contenido de triptófanoreduce el ácido úrico, es baja en grasas y alta en proteínas de valor biológico, y por supuesto rica en vitaminas y minerales.

¿Sabes que la carne de pollo ayuda incluso a mejorar el estado de ánimo? Esto es gracias a que incrementa la producción de serotonina en la sangre, que se genera a partir del triptófano.

Frutas y verduras de temporada, lo mejor para ti y el medio ambiente

Prioriza el consumo de productos de temporada. Por muchos motivos: es un hábito ecológico, respeta los ciclos de la naturaleza, los productos tienen más sabor, más vitaminas y minerales, son más económicos y, además, contribuyen a una agricultura sostenible. Su consumo favorece la producción local, reduciendo la energía necesaria y respetando las rotaciones del suelo para que éste no se empobrezca.

Reduce la sal, y descubre un mundo de sabores

Hemos educado mal a nuestro paladar.  Muchos de los alimentos que consumimos ya tienen sal. Además, si abusamos de ella, puede provocarnos graves enfermedades cardiovasculares. Reducir la sal en nuestra dieta no sólo aporta beneficios a nuestra salud, si no que seguro en poco tiempo aprenderemos a apreciar el sabor natural de los propios alimentos.

Donde hay agua, hay vida

Llevar una alimentación saludable también pasa por mantener nuestro cuerpo hidratado. Cada célula de nuestro organismo necesita agua para funcionar correctamente, ayudando a que el metabolismo orgánico se mantenga en los niveles adecuados. Recuerda que no solo el agua u otras bebidas pueden hidratarnos. El alto contenido en agua de algunas frutas también contribuye a los niveles de hidratación perfectos en nuestro cuerpo.